jueves, 9 de junio de 2011

Hombrecitos de pies descalzos



Los hay altos, aniñados, fraternales, inocentes y fugaces. Los hay tiernos, traviesos, escurridizos, veloces y galanes. Lo son todo: adultos, reales, capaces, vulnerables, deseables y funcionales. Están ahí, nadie los ve.
La escena es dantesca. Una callejuela oscura en uno de los rincones más perdidos del lugar. Allí cerquita nomás donde el gigante reproduce mentiras y esconde verdades. La imagen cita una situación cotidiana, ajena a cientos de miles pero presente, constante. Decorosa para algunos pero sobre todo, ignorada para muchos, insignificante para tantos. Bien podría ser producto de un plan del tipo Marginalidad para todos.
Ellos están ahí. De día y de noche. Descansan, juegan, trabajan, corren, golpean, gritan y callan. De pronto, un extraño camina en las cercanías. Lo hace con precaución, se lo ve tenso, apresurado, no quita la mirada del piso. De repente, ¡pum! Una pelota golpea las paredes de un refugio de amantes fugaces y el extraño se asusta. ¡Se asusta! Allí donde la inocencia se escapa. Donde la infancia sólo pasa de largo. Donde la paternidad se ha perdido. Allí mismo los extraños se asustan.
Cada vez son más. Son cientos. Van con la compañía de esos siniestros ejemplares, mezcla de pelaje incierto y cuero curtido. Saltando obstáculos, esquivando restos de oficinas que ya no son tales, porciones pasadas de utilidad, recipientes frágiles que ahora serán el más firme de los escondites.
Las noches de invierno se los ve al son de tambores de fuego. Veladas extensas. Finales inciertos. Ellos son parte de los privilegiados de la tierra de todos los climas. Cuando en verano la lluvia se apiada de sus pieles, llega el momento del ocio más extremo. Recolección en raciones de la más bendita. Risas, gritos, corridas y la callejuela se viste de carnaval.
Ellos son amigos de los nadies, los mismos de Eduardo, el oriental. Están ahí, a la vista de todos. Sin embargo, nadie los mira, los saluda ni pregunta. Detenidos en el tiempo. Ignorados por completo.

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