
Las víctimas eran estudiantes rurales, en su
mayoría campesinos que querían ejercer como docentes en una de las tantas
regiones donde en México el Estado no garantiza una educación pública, y donde
ni siquiera se dan respuestas a las necesidades más básicas.
Según cifras oficiales (y no por eso confiables)
desde el 2006 hasta agosto de este año, son cerca de 24mil las personas que
permanecen desaparecidas en suelo mexicano, de las cuales del 90% no se sabe
absolutamente nada ni se ha avanzado en ningún tipo de investigación. Ahora el
Estado, con esta última matanza salió a decir desde la voz del Procurador
General de la Nación que los estudiantes fueron asesinados por sicarios. Es
decir, según el gobierno de Enrique Peña Nieto, es un tema de carteles, casi de
absoluta y exclusiva responsabilidad narco.
En ese sentido, no es casualidad que las
principales manifestaciones que se vienen suscitando tengan como principal
bandera, la consigna: ¡Fue el Estado! El pueblo de los 32 estados mexicanos
sabe de los vínculos que el gobierno (el actual pero también sus antecesores)
tiene con los negocios del narcotráfico. Sabido es también que dicha relación
es absolutamente funcional cuando se necesitan cometer crímenes como el de
Ayotzinapa.
Son crímenes políticos
Si fue el Estado. Si eran campesinos. Si eran
estudiantes reclamando por mejores condiciones para su comunidad.
Definitivamente las muertes de Iguala, Estado de Guerrero, fueron entonces
crímenes políticos.
Hacer un recorrido que explique las respuestas del
gobierno mexicano y cuáles serán los pasos a seguir excede largamente el propósito
de esta nota. Por eso, brevemente lo que pretendo es presentar un material
sonoro acerca de un acto que tuvo lugar el pasado 26 octubre, cuando una masiva
movilización se hizo presente en el corazón del Distrito Federal. Allí en la
plaza del Zócalo, entre otras personalidades y movimientos sociales tomó la
palabra Elena Poniatowska, reconocida escritora y periodista mexicana, autora
de entre otros: La noche de Tlatelolco. Sin disimular su conmoción por lo
narrado dedicó ante la multitud un discurso que incluyó perfiles que escribió
el periodista Paris Martínez junto a amigos y familiares de las víctimas.
Los normalistas de Ayotzinapa estaban recaudando fondos no sólo para
mejorar su escuela sino para poder viajar a participar del 2 octubre, fecha en
que se conmemora la fatídica noche de Tlatelolco, en la capital de la
república. Aquella noche de 1968 las víctimas eran, entre otros, estudiantes.
Hoy, 46 años después, son también estudiantes a los que pretenden hacer callar.
No sólo que tal cosa no sucede, sino que el pueblo mexicano grita cada vez más
fuerte: Regrésenlos!